En rasgos generales los signos más compatibles con Capricornio son los pertenecientes a los otros signos de Tierra (Tauro y Virgo) y los signos de Agua (Cáncer, Escorpio y Piscis).
Y también en rasgos generales Capricornio tiene menos afinidad con los signos de Aire (Géminis, Libra y Acuario) y con los signos de fuego (Aries, Leo y Sagitario).
CAPRICORNIO
22 de Diciembre
19 de Enero
Una atlética relación sexual y una poderosa pasión que parece imparable empieza esta relación a gran nivel, pero muy pronto el ritmo cambia y se convierte en el entrechocar de la disputa. El directo y agresivo Aries trata de avasallar la natural cautela de Capricornio, exigiendo compromiso mucho antes de que sea el momento adecuado, en tanto que la sensata economía sentimental y financiera de Capricornio queda horrorizada ante el estilo despreocupado de Aries. Y Aries está igualmente horrorizado por las horrendas críticas Capricornianas. Cuando el resentimiento y la frustración ya han rodeado la relación con sus gélidos dedos, ha llegado el momento de reconsiderar el romance y de hacer un esfuerzo extra por comunicarse. Y vale la pena hacerlo. Al ser Capricornio, usted suele tener una sombría y dañosa visión del mundo, y el entusiasmo perpetuo de Aries puede intervenir adecuadamente y rescatarlo.
Juntos, estos dos pueden lograr lo imposible: tener los pies en la tierra, la cabeza en las nubes y el corazón en el séptimo cielo, con una pasión mutua que satisface perfectamente la necesidad de ambos signos, de tener simultáneamente seguridad y excitación. Ambos aman el lujo y construyen un hogar cálido y cómodo, y no se cansan de la cálida y maravillosa manifestación física del amor, que se hace cada vez más satisfactoria. Una confianza total y una lealtad eterna son los elementos finales que contribuyen a crear una felicidad extática que ni siquiera esa doble dosis de obstinación puede ensombrecer... al menos, no por mucho tiempo. El único peligro es que el amor llega tan fácilmente que ambos pueden caer en una rutinaria atmósfera de autosatisfacción. De modo que ambos tendrán que producir alguna sorpresa, fuera y dentro del dormitorio
Esta es una pareja perfecta, al menos entre las sábanas. Pero a medida que se esfuma la bruma de la pasión física, y el cuidadoso Capricornio advierte la capacidad de herir del errático Géminis, la frialdad puede congelar su corazón. Coqueto y encantador, Géminis puede torturar la leal y fiel alma capricorniana sin darse cuenta siquiera, y todo ese amor posesivo de Capricornio resulta igual a los temidos celos para ese fanático de la libertad que es Géminis. La firme energía capricorniana y su indomable ambición pueden confundir al despreocupado Géminis. El sentido del humor y la relación sexual pueden tender un puente que salve el abismo entre ambos, pero el dinero y las luchas por el control pueden demolerlo si ambos no se esfuerzan. Y esforzarse tiene sus recompensas, ya que Géminis se beneficia de la seriedad capricorniana, y Capricornio se alivia con la actitud vital de Géminis, más ligera y despreocupada.
El suave roce de Cáncer puede descubrir una nueva faceta, más tierna, en la encapsulada dureza capricorniana... y accionar un interruptor de sensualidad que produce electrizantes experiencias eróticas. Pero la felicidad superficial puede estar socavada por profundas diferencias que parecen destinadas a separar a estos dos, si no hay un gran esfuerzo de ambas partes... y ambas partes proceden de lados opuestos del círculo zodiacal. El alma hipersensible de Cáncer tal vez no consiga recuperarse tras haberse expuesto al enfoque de la vida práctico y casi brutal de Capricornio, y Capricornio queda atónito ante los cambiantes estados de ánimo y la adherencia de Cáncer. La promesa de no tener secretos y de no enfurruñarse por parte de estos dos signos, que caen en la depresión con demasiada facilidad, puede ayudarlos a transitar el escarpado camino del amor. En ese caso, conseguirán negociar una vida en común, con una cotidianeidad protectora y confortable.
Al poseer lealtad y devoción, una pareja ambición e independencia, y una fascinación compartida por el placer físico, esta combinación puede llegar a ser maravillosa... Siempre y cuando Leo y Capricornio tengan un árbitro que haga sonar su silbato durante las muchas peleas que sostienen. Y usted, como Capricornio, debe recordar que Leo es su signo de atracción fatal, y protegerse de los celos obsesivos y posesivos. Dos voluntades tan fuertes, que insisten en mandar, hacen que los choques sean inevitables. Y es necesario un sacrificio de ambas partes, y un gran esfuerzo para tomar la vida y el amor con menos seriedad, para que esta relación sea duradera. Capricornio debe estar dispuesto a dar además de pedir, a soportar las exigencias del tipo `demuéstrame tu amor´, típicas de Leo, y aceptar el exhibicionismo leonino. Esta relación es con frecuencia azarosa, pero nunca aburrida.
Ninguno de los dos soñaría con proclamar su amor desde los balcones, y ni siquiera pretenderían insinuarlo. Pero lo que esta relación no tiene a nivel público no alcanza a igualar toda la calidez y ternura que posee en el nivel íntimo. Al poseer un verdadero conocimiento de funcionamiento del cuerpo y de la mente del otro, Capricornio y Virgo pueden atravesar las barreras con las que ambos signos se rodean, y que suelen impedir el paso a otros amantes. Serio aunque sensual, frío en la superficie pero un ardiente caldero de pasión en lo profundo, este amor es un delicioso secreto que sólo ambas partes comparten, y que empieza como una relación brillante y mejora con cada maravilloso momento que pasa. El único peligro es que los dos trabajan demasiado, y pueden quedarse sin la energía que necesitan para alimentar su vida sexual. Y las fastidiosas dudas de Virgo pueden llegar a endurecer al alma más sólida de Capricornio.
El encanto y los trucos sensuales de Libra pueden convertir la caprina obstinación capricorniana en levedad traviesa... y estos dos amantes inician su relación con los bellos regalos y las lujosas salidas que Libra disfruta, y que Capricornio aprende a apreciar. Pero tarde o temprano Capricornio se pone serio... y puede tener muchísimos problemas para lograr que el leve Libra se comprometa, ya que éste puede desear permanecer libre para ver si aparece algún amante más conveniente. De repente Capricornio se convierte de pareja en padre, criticando los hábitos (antes adorables) de Libra, y estableciendo leyes amorosas que Libra está casi condenado a transgredir. Sin embargo, vale la pena reflexionar para que la relación dure, y Capricornio debe aprender a ser flexible y a no considerar el amor como una partida donde el ganador se lo lleva todo. Y Libra debe encarar las finanzas con mayor seriedad, y coquetear solamente cuando está fuera del alcance de la penetrante mirada capricorniana.
Hechos para la camaradería y para conformar un matrimonio aún mejor, Escorpio y Capricornio comparten un asombroso impulso hacia el éxito... a ser el número uno en el amor y en la vida. Cuando cada uno de ellos respalda al otro, son imparables. Pero los problemas pueden empezar cuando esta pareja empieza a competir, y los celos destruyen el romance. Si Capricornio se entrena para ocupar alguna vez el segundo puesto, considera el estilo posesivo de Escorpio (que siempre está a punto de caer en los celos) como un cumplido y no una amenaza, y responde a las escenas con una sonrisa en vez de enfurecerse, esta ardiente relación puede ser eternamente chispeante. Aunque Escorpio deberá darse cuenta de que su ocasional frialdad y su control emocional, típicamente capricorniana, no significan que la magia sexual escorpiana ha dejado de funcionar.
Esta relación suele comenzar de manera fabulosa, con ambos miembros adictos al sexo y al otro. Pero el cuento de hadas empieza a arruinarse cuando Capricornio quiere que vivan felices para siempre, y Sagitario sigue manteniendo abiertas las opciones. Al ser un Capricornio amante del hogar, es posible que usted pretenda que el móvil signo de fuego Sagitario vaya a comprar cacerolas, cuando en realidad quiere ir a una fiesta. La postura no comprometida de Sagitario puede producir toda clase de tormentas, a menos que Capricornio permita que Sagitario sea quien decida el paso, por lento que éste sea. Y Sagitario tendrá que renunciar un poco a su libertad, y ayudar a Capricornio a disipar la sombría seriedad con que enfoca la vida. En ese caso, ambos verán que su pareja cobra sentido amoroso y sensual.
En público, ésta parece la pareja perfecta: dos personas prácticas, ambiciosas, cuidadosas con el dinero y frías, que se complementan tan bien que resulta difícil determinar dónde termina uno y donde empieza el otro. Dos Capricornio pueden comprender mejor que nadie la inseguridad que se oculta detrás de esa sonrisa tan segura, el profundo temor de parecer tonto por dar y, perder, un corazón tierno. Es bueno estar en pareja con alguien que sabe la importancia que tiene ser fiable. Pero ninguno de los dos quiere ser el primero en ceder, y una relación potencialmente rica puede quedarse para siempre en un nivel superficial, agriada por las discusiones sobre cualquier cosa, desde el sexo a los deportes, y a veces las ambiciones pueden ser más importantes que el amor. Pero como ambos trabajan duramente en la relación, es probable que tengan éxito.
Como una mariposa errante atraída, una y otra vez, por la firme luz de una lamparita, el excéntrico Acuario no puede resistirse al tranquilo y constante brillo amoroso de Capricornio... que le proporciona la estabilidad que tan frecuentemente falta en la vida acuariana. Pero, cuando desaparece la felicidad de la luna de miel, los brazos protectores de Capricornio pueden convertirse fácilmente en cadena, y su negativa a cambiar (antes adorada) no parece ahora otra cosa que obstinación. Ambos deberán esforzarse para que la relación tenga éxito... Capricornio debe estar decidido a aflojar, olvidando la rutina y respondiendo con una sonrisa en vez de criticar cuando otro proyecto acuariano se derrumba. Como ambos están interesados por el mundo (Capricornio para sacar provecho de él, Acuario para explorarlo y ayudarlo), deberán trabajar para encontrar el tiempo necesario para la relación sexual, que puede ser brillante.
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